La semana pasada se llevó a cabo en Roma el encuentro La protección de los menores en la Iglesia, también denominado cumbre antipederastia, evento que fue convocado por el papa Francisco y que abordó las innumerables denuncias contra sacerdotes por abusar sexualmente de menores.
En esa línea, hace dos semanas recomendé ver el documental Examen de conciencia, que trata sobre la importancia de que salgan a la luz las denuncias contra los clérigos abusadores, que se escuche a las víctimas, y la necesidad de mejorar la legislación en algunos países en donde los casos no pueden ser llevados a fueros judiciales por haber prescrito.
Hago todo este preámbulo para resaltar el importante papel del periodismo en poner los reflectores en este tipo de denuncias desde hace varios años atrás, y uso esto como pretexto para hablar de Spotlight (2015), la película inspirada en el equipo de investigación del periódico The Boston Globe que destapó los abusos cometidos por los sacerdotes de la Arquidiócesis de Boston durante varias décadas.
La película muestra cómo a partir de un texto de opinión, el director Martin Baron pone la mira en el tema y encarga a su equipo de investigación seguir las pistas sobre los abusos cometidos por sacerdotes en las iglesias de Massachusetts. Escépticos en un primer momento, todos los periodistas temen de esta decisión, ya que originaría un conflicto de grandes dimensiones entre el periódico y la Iglesia.
«Spotlight es una clase maestra de buen periodismo, en donde un tema tan delicado como el abuso sexual de menores se aborda de manera profesional».
No obstante, la investigación se sostiene en cada insumo que buscan los periodistas para que su historia se sostenga. Así pues, no solo obtienen testimonios de víctimas, sino también buscan información en su archivo histórico, enfrentan a sacerdotes y cuestionan a sus abogados defensores. Todo el trabajo de campo le permite a Spotlight detectar los abusos de decenas de víctimas y, a su vez, poner en evidencia el encubrimiento sistemático que había institucionalizado la Iglesia para proteger a los curas acusados de pederastia.
La cinta otorga un lugar privilegiado a las fuentes periodísticas. Claro ejemplo es el de Phil Saviano, víctima del sacerdote David Holley, quien entregó documentación valiosa al Boston Globe sobre los abusos cometidos en su jurisdicción; o el de Mitchell Garabedian, el abogado -asediado por el periodista Michael Rezendes- que dio las primeras luces y pistas sobre el poder fáctico de la Iglesia al interior del sistema de justicia.
Spotlight, aparte de ser la historia de cómo se puso contra las cuerdas a la Iglesia en Boston, es una clase maestra de buen periodismo, en donde un tema tan delicado como el abuso sexual de menores se aborda de manera profesional, anteponiendo a las víctimas y sus denuncias por encima de un titular.
Sin deontología nuestra profesión se desnaturaliza, deja de ser un real instrumento que de voz a los que no la tienen. En Perú, han hecho una gran labor los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz con el caso Sodalicio. Ahora le queda a la Iglesia ser transparente, apoyar a las víctimas, y trasladar las denuncias de los tribunales eclesiásticos a los civiles.