Semanas atrás se puso en debate la obligatoriedad del uso de la falda escolar en alumnas de los colegios públicos y privados del Perú. A partir de la investigación realizada por la ONG Save The Children Perú, congresistas, especialistas en temas educativos, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Educación (Minedu) mostraron sus diversos puntos de vista respecto al tema.
En el estudio, 353 alumnas -de entre 11 y 18 años- de un colegio de Huánuco manifestaban que el uso de la falda escolar las coloca en una situación de desigualdad. A diferencia de los alumnos, por ejemplo, las estudiantes suben con miedo las escaleras, ya que deben cuidar de que no les vean la ropa que usan debajo de la falda. O, peor aún, en esa misma línea, se sienten limitadas a jugar libremente en el recreo, en comparación con la tranquilidad de la que gozan sus compañeros.
La etapa escolar es formativa en general: no solo vamos al colegio para adquirir conocimiento, sino también para establecer relaciones interpersonales que nos ayuden a desarrollarnos como personas en una sociedad. Que las estudiantes sientan una desigualdad por cómo visten en la escuela es síntoma de que se hace menester revisar cuán necesario y funcional es el uso de la falda escolar.
El Minedu ha señalado que para el caso de los colegios públicos no es obligatorio el uso de la misma. El argumento: la vestimenta no puede condicionar el derecho a la educación.
Toca, en el caso de las escuelas privadas, revisar sus reglamentos, debatir el tema en sus propias aulas, consultarlo con sus alumnas, y recordar que el hábito no hace al monje.
Que esta discusión sobre la falda escolar sea el punto de partida para comenzar a construir igualdad desde las aulas, y para confirmar -una vez más- que con más comodidad se hacen más llevaderos los días en la escuela.