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‘Yucatán’, una comedia a bordo del Sovereing

Ya lo dice la canción: en el mar la vida es más sabrosa, sobre todo si se viaja en un crucero de lujo, en donde todo está pensando para olvidarse de los problemas terrenales y hacer un paréntesis en la vida cotidiana. Algo así es lo que ocurre en el Sovereing, un inmenso barco en donde viaja el señor Antonio, ganador de 160 millones de euros -producto de la lotería-, quien se verá asediado por dos artistas, miembros de la tripulación, quienes querrán hacerse del botín usando sus mejores interpretaciones teatrales.

Uno de ellos es Clayderman, pianista del crucero, aunque su especialidad es armar escenas muy reales para que los pasajeros pierdan su dinero a través de estafas. El otro ladrón de saco y corbata es Lucas, quien tiene acceso a los equipajes, pero que se hace pasar por el padre de una niña gravemente enferma y se gana la admiración de don Antonio.

Ambos urdirán diversos planes para lograr su objetivo, entre los que están montar un operativo policial por compra ilegal de diamantes o un secuestro por falta de pago de deudas. Sin embargo, el amor no correspondido -y tirria- de la bailarina Verónica hacia ambos hace que en vez de encontrar en ella una aliada o una competidora, se hagan de alguien que delate su maquiavélico plan.

«Me alegró ver a la multifacética Stephanie Cayo en el papel de Verónica. Su actuación -con baile y canto incluido- impecable, como nos tiene acostumbrados».

La película Yucatán (2018) tiene ese toque cómico que capta la atención del espectador desde el primer momento y logra sensibilizarlo en un tema tan vano como fundamental para la vida: el dinero. Pone sobre el tapete el tema de las relaciones familiares, y plantea un problema que permite cuestionarnos el valor que le damos a las cosas y a las personas en sí.

Me alegró ver a la multifacética Stephanie Cayo en el papel de Verónica. Su actuación -con baile y canto incluido- impecable, como nos tiene acostumbrados. Similar comentario para Joan Pera (don Antonio), Luis Tosar (Lucas) y Rodrigo de la Serna (Clayderman). Sobre este último, puede ver también su interpretación como sumo pontífice en Llámame Francisco.

Un dato adicional. Si ve esta cinta, preste atención a la parte final, el diálogo entre Clayderman y Lucas. La historia nos recuerda la grave crisis que afectó la economía estadounidense a partir de la bancarrota del banco Lehman Brothers. Quizás sea este caso la analogía perfecta usada por los guionistas para explicar el real valor del dinero de ayer, hoy y siempre.

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