Lo que hace la voz en off en una obra es presentar de forma más cercana y con un punto de vista determinado algún suceso importante que se desee contar. Esto es lo que ocurre en La librería (2017), de la cineasta española Isabel Coixet, que cuenta la historia de cómo una mujer logra demostrar su valor al cumplir una de sus metas, pese a los diversos obstáculos que suele imponer la sociedad.
A fines de la década del 50, Florence Green decide inaugurar como una iniciativa su propia librería. No conocía del negocio, no había recibido asesoría alguna para el mismo. Solo sabía que le gustaba mucho leer y que eso era suficiente como para satisfacer a los potenciales clientes de la costa de Hardborough (Suffolk, Inglaterra).
Sin embargo, no se llega a imaginar que su propuesta tendría diversos detractores dentro de la misma localidad, empezando por Violet Gamart, una mujer política cuya personalidad se rige por sus intereses y gustos personales, y cuyo deseo es que el local en donde funciona la librería –una vieja casona- se convierta en un Centro de Artes.
Pese a ello, Green prospera junto a su librería, y encuentra el éxito de la misma con la venta de los ejemplares de Lolita, de Vladimir Nabokov. Esta novela se convertirá en el pretexto perfecto, junto a una ley, para que Gamart intente frustrar el negocio. La obra del ruso genera polémica en la ciudad, y la consideran no adecuada para la ciudadanía.
«Las letras nos hacen libres, menos ignorantes, y también nos generan sentimientos y vínculos afectivos de diversa índole»
Es a través de una sociedad patriarcal, machista, fervientemente religiosa, y cuya ley parece ser la del rumor y el chime, que Coixet demuestra la importancia la literatura en la vida de cualquier persona. Las letras nos hacen libres, menos ignorantes, y también nos generan sentimientos y vínculos afectivos de diversa índole.
Todo eso se refleja en el guion de Green, quien califica la etapa en la que vivió con su marido como la más feliz de su vida -16 años-, y la real razón por la cual crea la librería: ella lo recuerda a él a través de los libros. A su vez, ella encuentra refugio y protección en Edmund Brundish, el único lector de Hardborough que detestaba los personalismos en la literatura por su odio hacia la gente.
Es Christine Gipping, la ayudante de Green en la tienda, la voz en off de esta película, quien encarna la disrupción en esa sociedad desinformada, y la encargada de destacar el papel de la literatura como una buena herramienta de aproximación hacia los sentimientos.
La librería es una buena clase sobre los peores defectos que podemos tener los humanos, pero también es una cátedra sobre el valor intrínseco de las personas quienes, en muchos casos, así como los autores de grandes obras, trascienden post mortem. Ahí radica la importancia de esta cinta: valorar a cada quien por su valor innato, y ponderar este mientras estén vivos, más allá de los prejuicios.