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Ingeniería Biomédica, la carrera de los ingenieros que velan por la salud

¿Se ha puesto a pensar en qué pasaría si es que los doctores no contaran con equipos médicos, infraestructura necesaria para atender a sus pacientes, tecnología que los ayude a detectar enfermedades, y diversos aparatos o procedimientos que prolongan nuestra vida y, en muchos casos, nos la salvan? Pues el resultado sería el aumento del número de decesos diarios, la propagación de enfermedades con mucha más facilidad, las curas tardarían mucho más en descubrirse, y un sinnúmero de problemas que aún se viven en la actualidad, pero no en la  misma magnitud con la que lo afrontaron quienes nos antecedieron.

Hoy en día, la medicina como profesión tiene una gran cartera de especializaciones, hecho que ha permitido dar pasos gigantes en lo que respecta al tratamiento de determinadas enfermedades e infecciones. No obstante, nada de esto se hubiera logrado si es que a la par del conocimiento científico no hubiera evolucionado y avanzado el desarrollo de nuevas tecnologías. Es en esta etapa en donde entran a tallar lo que se denomina en este reportaje los ingenieros que velan por la salud.

La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) lanzan en el 2017 la carrera de Ingeniería Biomédica. Esta nueva carrera de pregrado busca que los alumnos apliquen los conceptos de la ciencia básica y los principios de la ingeniería para buscar y encontrar soluciones a los problemas que existen en el sector salud en general.

Así la describen ambas universidades: “Es la disciplina que utiliza los conocimientos en ciencias básicas y principios de la ingeniería para resolver problemas médicos, innovar en soluciones y crear productos orientados a mejorar la calidad de vida de las personas y transformar la salud en el Perú”.

El portal Ingenieríabiomédica.org la define como la ciencia que se encuentra a “medio camino entre las Ingenierías en Telecomunicación o Ingeniería Electrónica y la Ingeniería Informática y las Ciencias de la Vida” como lo Medicina, la Farmacia, la Biología y la Biotecnología. Asimismo, precisa que es una ciencia con “clara orientación a la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas y productos en el ámbito de a Biomedicina”.

En julio de 2013, el doctor Herbert Voigt, ex presidente del International Federation of Medical and Biological Engineering (IFMBE) –en entrevista con Punto Edu, a propósito de su colaboración en la creación de los programas de doctorado, maestría y pregrado de Ingeniería Biomédica- definió esta carrera como aquella que “ayuda a cuidar la salud y mejorar los estilos de vida de la gente”. “En ella se aplican principios de ingeniería y de tecnología para resolver problemas fisiológicos o médicos”, agrega.

Si bien la Ingeniería Biomédica es una profesión que recién está popularizándose como tal en la región, esta data de mediados del siglo XX. Durante la Segunda Guerra Mundial, médicos e ingenieros juntaron sus conocimientos para salvar la vida de los soldados. Así pues, poco a poco la tecnología se ha ido involucrando en la ciencia médica y ha dado lugar a esta nueva carrera.

Ingeniería Biomédica en el Perú

Antes de que la PUCP y la UPCH decidieran lanzar esta carrera, la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) ya la había presentado como tal en el país. Sin embargo, el enfoque que presentan ambas propuestas es totalmente distinto. Mientras que la primera la enfoca como una Ingeniería Electrónica repotenciada, lo que ofrece la PUCP y la UPCH es que el alumno atraviese desde el primer ciclo por dos aspectos fundamentales: las ciencias básicas, y aspectos y problemáticas presentes en la ingeniería biomédica.

Para conocer más a fondo de esta propuesta, la Bolsa de Trabajo PUCP conversó con Benjamín Castañeda, Ph. D. en Procesamiento de Imágenes Médicas y coordinador de la especialidad. Él contó que la carrera de Ingeniería Biomédica está dividida en cuatro concentraciones: Señales e Imágenes Biomédicas, Ingeniería de Tejidos y Biomateriales, Biomecánica y Rehabilitación, e Ingeniería Clínica.

El primer caso trata sobre el manejo y desarrollo de equipos que permitan el procesamiento de imágenes con alguna intención de diagnóstico médico. Así pues, por ejemplo, desde la universidad se puede trabajar en nuevas investigaciones que permitan la creación de una imagen nueva de elasticidad o de atenuación que permita hacer un diagnóstico más certero del cáncer, sostiene Castañeda Aphan. “Se puede desarrollar un software o algoritmo que se corra dentro de un ecógrafo, y que cuando se analice la imagen de un niño, automáticamente se puede detectar si tiene neumonía o no”, explica.

La segunda especialidad trata más sobre el análisis y estudio de nuevos materiales –y de sus propiedades- que sirvan para atender cuadros médicos. El docente explica que, por ejemplo, se pueden trabajar en nuevos biomateriales que se pongan en una herida que tenga ciertas características especiales que hagan que esta se sane más rápido. “O que tengan capacidades antibacteriales o de antibióticos para que no se infecte, o materiales que ayuden a los niños con quemaduras”, dice.

 

Como se puede observar hasta el momento, los campos de investigación, desarrollo tecnológico y conocimiento médico se mezclan al momento de aplicar las soluciones a las problemáticas que presenta actualmente el sector salud.

Como su propio nombre lo dice, Biomecánica y Rehabilitación es la tercera rama de este programa. Esta especialización viene a ser lo que comúnmente en el Perú se llama Terapia Física, Fisioterapia, Rehabilitación o Tecnología Médica. No obstante, como parte de la malla curricular, el conocimiento adquirido en aulas se combina con la creación y operación tecnológica de aparatos que, por ejemplo, ayuden a la rehabilitación a través de realidad aumentada.

Finalmente, la Ingeniería Clínica forma a especialistas que se encargan de la gestión y el desarrollo de procesos tecnológicos en centros de salud. Esta especialidad se encarga de hacer los diseños de los procesos que deben existir para el buen funcionamiento de un hospital o clínica.

En la malla curricular planteada por la PUCP y la UPCH, las especialidades son denominadas concentraciones. Esto, debido a que la formación que recibirá el alumno es completa. Es decir, al salir de las aulas, estará apto para entender toda la cadena de actividades que demanda la carrera. Además, en simultáneo, podrá llevar cursos de especialización durante el pregrado para así establecerse en una determinada rama.

Mercado laboral

Un informe del Observatorio Laboral de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAES) de la PUCP determinó que las funciones que puede cumplir un ingeniero biomédico en el campo laboral son dos: la de investigar y desarrollar tecnología, y la de gestionar esta última. Mientras que la primera se dedica al estudio y creación de literatura especializada que involucre un trabajo interdisciplinario con especialistas del sector salud, y la invención de equipos a partir de dichas investigaciones; la segunda es más práctica ya que es la praxis in situ de la primera.

Esta versión fue confirmada por el profesor Benjamín Castañeda, quien destacó que en el caso de la carrera que impulsa la PUCP y la UPCH, todas las especialidades tienen un componente de investigación e innovación. Es decir, lo que quieren ambas universidades es que el profesional que salga de sus canteras cree su propia empresa a fin de que pueda dar solución a los problemas que tiene el país en este rubro.

En el caso de quienes egresan de la especialización de Señales y Imágenes Biomédicas, se podrán desempeñar en centros de investigación, centros de diagnóstico (donde se realicen ecografías, resonancias, etcétera), empresas que importan equipos para la salud y que deseen contar con un personal preparado en el funcionamiento de los mismos.

Quienes estén vinculados a Ingeniería de Tejidos y Biomateriales tienen todo un campo de investigación por delante, como es el caso del trabajo con células madre y genética. Estos egresados podrán trabajar en empresas de ingeniería de tejidos (la denominada medicina regenerativa).

De acuerdo a información proporcionada por el coordinador de la especialidad, la demanda de estos especialistas es menor frente a las demás concentraciones. Sin embargo, “con el tiempo esto va a ir creciendo por el tema de genómica o biobotánica, trabajos en células madre”. “Es una oportunidad que crece”, aseguró optimista a esta publicación.

Por otro lado, los ingenieros clínicos son aquellos que deberán dar soluciones a los problemas que tenemos actualmente en los hospitales del país: están colapsados, con máquinas inoperantes, con personal no capacitado para utilizar tecnología adecuada, entre otras deficiencias que se encuentran muchas veces en los servicios de salud pública.

Estos profesionales son quienes se encargarán de comprar equipos adecuados, velar por un proceso del mismo al interior de los nosocomios, ver los requerimientos para que funcione, dar solución si es que no funcionan, entre otros. Por el perfil, todo hospital o clínica debería contar con un profesional de este tipo.

Los egresados de Biomecánica y Rehabilitación pueden trabajar en compañías que se dediquen a la construcción de exoesqueletos para rehabilitación o en los mismos centros en donde se brinda este servicio, como es el caso de la Clínica San Juan de Dios, por poner un ejemplo. En suma, “como ingenieros biomédicos van a tener una capacidad mucho mayor de entender la problemática”, dice Castañeda.

El informe Estudio sobre el mercado laboral de Ingeniería Biomédica elaborado por el Observatorio Laboral de la PUCP destaca que los ingenieros biomédicos también pueden desempeñarse en labores relacionadas a la elaboración de fármacos, fabricación de instrumentos y equipos de electromedicina, el comercio de tecnología médica, agencias estatales de regulación e, incluso, en la docencia.

 

El diferencial

Entrevistado por la Bolsa de Trabajo PUCP, el coordinador de la especialidad de Ingeniería Biomédica destacó que frente a otras casas de estudios superiores que brindan una carrera similar, la que ofrece la PUCP y la UPCH es muy completa. El director de la misma especialidad de la Universidad de Rochester, en Nueva York (Estados Unidos), resaltó que la malla curricular sea más extensa, frente a los 3 o 4 años que tienen otras escuelas para la formación de este tipo de profesionales.

Mientras que en el extranjero los estudiantes deben inclinarse desde el primer ciclo por una determinada especialización (concentración), en el Perú, a través de esta nueva propuesta, los estudiantes podrán conocer todas las áreas desde un inicio y, posteriormente, especializarse.

“La necesidad en el mercado de desarrollar tecnología de salud es perenne. Hay ingenieros de sistemas que se interesan. Para biomecánica y rehabilitación, por ejemplo, son los ingenieros electrónicos o mecánicos quienes se involucran. Para biomateriales, los químicos. Con esta carrera, el alumnos va a estar inmerso en el mundo médico desde el primer año, estará metido trabajando con médicos, enfermeras, tecnólogos, hablando el mismo idioma”, explica Castañeda Aphan.

 

A ello se suman los 18 laboratorios con los que cuentan ambas universidades para brindar esta carrera; el componente innovador dentro de la currícula, el cual se trabajará desde el primer año -a través de la creación de proyectos de startup– con la finalidad de entender la problemática de la realidad nacional e internacional en este ámbito.

La plana de catedráticos destaca por tener entre sus filas a doctores especializados en las mejores universidades del mundo, como Luis Vilcahuamán (Ph. D. en Ingeniería Eléctrica), Fanny Casado (Ph. D. en Toxicología), la propia ministra de Salud, Patricia García (Máster en Epidemiología), Abraham Vaisberg (Ph. D. en Biología), entre otros.

Que los docentes hayan profundizado su carrera en el exterior le permite a los alumnos estar expuestos a trabajar con profesionales de talla mundial y participar, eventualmente, de la formulación de estudios e investigaciones internacionales, algo de mucho interés para quienes buscan insertarse en el mundo de la ciencia.

Actualmente, los docentes de esta carrera están evaluando la posibilidad de dictar cursos en inglés, o de ser el caso utilizar salas de videoconferencias para poder desarrollar los cursos en ambos campus en simultáneo. Por el momento, quienes comiencen clases en marzo de 2017, deberán acudir a la PUCP los lunes, martes y jueves para sus clases, mientras que se trasladarán a la UPCH los miércoles, viernes y sábado.

(Bolsa de Trabajo PUCP, 2017)

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