“No vean Fractura de Netflix”. Esta fue la frase de un tuit que me llamó la atención el fin de semana. Su autor se refería a la recién estrenada película de la plataforma de streaming que a muchos ha dejado más que confundidos –me incluyo en este grupo-. Todo comienza visibilizando un matrimonio fracturado, basado en discusiones, y cuya protagonista será la niña Pery Monroe y, específicamente, su padre, Ray.
Ella sufre un accidente, se fractura unos de sus brazos, y es trasladada por sus padres a un hospital en medio de la carretera. En este nosocomio, súper raro, el guion nos empieza a dar las primeras luces de lo que será un intimidante thriller psicológico: cada locución entre los personajes se convierte en un sinsentido en determinados momentos, que nos deja una percepción de eterna espera.
«Poco a poco la historia da un giro inesperado, y se construye así una metahistoria temporal. ¿Es posible que la mente de Ray haya creado una historia alterna para protegerse de sus propios miedos?»
Demora en la atención médica, pedidos extraños de información y traslados a espacios sórdidos son algunas de las peripecias por las que tendrá que pasar Ray para intentar dar solución a sus problemas. Todo ello sumado a su alcoholismo, el cual se presenta con atisbos durante algunos planos detalle.
Poco a poco la historia da un giro inesperado, y se construye así una metahistoria temporal. ¿Es posible que la mente de Ray haya creado una historia alterna para protegerse de sus propios miedos? Eso es algo que los muchos expectadores no terminan de entender. Como siempre digo, importan mucho los detalles que aportan información a la historia, y esta película es un buen caso.
Denle una oportunidad y, sobre todo, lean los comentarios en las redes sociales, los cuales están muy divertidos y con interesantes conclusiones. Si Fractura fuera una serie, esta se aproximaría mucho a lo que es Dark.