VOZ EN OFF

‘Foxy’ y el mundo narco en México, Colombia y Perú

Iba a hablar de lo bueno, lo malo y lo feo del mundo narco, pero lo consideré una exageración. No puede haber nada bueno si de una actividad ilegal hablamos, mucho peor si para el desarrollo de la misma –y la coexistencia de sus actores- se tiene que acabar con vidas humanas.

Esto y más es lo que refleja Jason Fox, ‘Foxy’, un exintegrante del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos que se aproxima a conocer el mundo del narcotráfico en México, Colombia y Perú, a través de la serie Entre los verdaderos narcos (Inside the real narcos) en Netflix.

En una crónica bien contada, Fox recoge cada uno de los ángulos de lo que implica ser parte de esta cadena de negocio en Latinoamérica, el “corazón del tráfico de drogas”. Su incursión comienza por visitar Culiacán, cuna del cartel de Sinaloa, en donde la figura de Joaquín ‘Chapo’ Guzmán Loera es una llama viviente.

Desde que baja del avión y recorre las calles, nuestro guía es testigo del nivel de organización que tienen los carteles en el país. Niños que venden caramelos y hacen malabares en las calles funcionan como centinelas de estas organizaciones, las que han aprovechado la pobreza y miseria de esta gente para crear grandes redes de vigilancia que superan el alcance de la policía local.

«A través de las entrevistas, el espectador puede conocer los temores de los sicarios, ‘camellos’ y productores».

En una segunda parada, ‘Foxy’ nos muestra una Colombia que llora aún a Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín, y que lo idolatra por todo lo que hizo por la gente de menos recursos económicos: les dio vivienda y espacios recreativos, algo que no les pudo dar el Estado en su momento.

La muerte, como tal, es uno de los tópicos recurrentes en la serie. A través de las entrevistas, el espectador puede conocer los temores de los sicarios, ‘camellos’ y productores: son personas que no pueden vivir con sus familias, que moralmente se cuestionan sobre sus acciones pero que, en simultáneo, se sienten secuestrados por el narcotráfico. Si salen de ese rubro los matan, los ‘quiebran’.

Ese miedo también es el que siente el reportero cada vez que habla con uno de ellos, cuando se adentra en la selva para ser testigo de la elaboración de la cocaína o cuando acompaña a las autoridades para destruir un laboratorio. Fox se expone a diversas situaciones con tal de dar a conocer cada uno de los eslabones de esta cadena productiva.

Como última parada visita el Perú y la situación es realmente alarmante. Nuestros cocaleros –no todos- prefieren vender la sagrada hoja de coca a los narcotraficantes para poder obtener dinero, enviar a sus hijos a estudiar y brindarles una mejor calidad de vida.

Fox se sorprende por el nivel de pobreza de los pueblos del VRAEM y la poca pericia de nuestras tropas que luchan contra el narcotráfico. Así como la narcomanía gana cada vez más adeptos, no está de más que también pongamos el reflector sobre esta problemática, tal cual como lo hace esta serie.

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